Por Roberto R. Acevedo.
Carta Abierta a mis Compatriotas de la Oposición Interna y el Exilio.
Hermanos:
Hace 5 años dejé de escribir
cartas abiertas donde ofrecía mis juicios con honestidad, renunciando a las
tradicionales dobleces de algunas figuras que desde un pretendido protagonismo
por antigüedad, cometían barrabasadas políticas que acorazaban al adversario, o
canalladas por afán de sobresalir y
cubrían de lodos a quienes consideraban rivales.
Más de 11 lustros ineficaces
demostraron, fuera de toda duda razonable la insoslayable necesidad de unirnos
en un frente nacional.
Todos sabemos que se están
realizando ingentes esfuerzos dentro y fuera de la isla en tal dirección.
Tampoco se ignora la presencia de
algunos individuos empeñados en restar brillo público a personalidades disidentes,
con una trayectoria impoluta en el apostolado de la lucha cívica por todos los
derechos conculcados a nuestro pueblo.
Durante más de 20 años, Librado
Linares ha conducido el Movimiento Cubano Reflexión (MCR) con destacado
desempeño.
En este momento el MCR ha dejado
de ser tan solo una organización disidente del centro del país, se expanden su
ejemplo y accionar cívico a otras regiones y ello no es del agrado de Guillermo
Fariñas, quien se considera a sí mismo el cacique político del territorio.
Con infantil encono, el personaje
de referencia se ocupa de escarnecer públicamente o en privado al líder de
Reflexión. Y tanto que su actitud se aproxima a lo sicótico.
Proyectando insidiosas calumnias
trata de captar prosélitos en nuestras filas. Prometiéndoles dinero y apoyo
para emigrar (plato fuerte del adversario para juzgarnos como busca vidas y
parias desclasados) a los activistas del MCR, no cesa de fomentar el aliento a
las divisiones, así como a la captación de Judas abyectos que se suman
sospechosamente a su actividad disociadora.
Obtuvo un éxito provisional en la
ciudad de Cienfuegos y logró contribuir notoriamente a la disolución de uno de
nuestros comandos locales, en ingloriosa suma para su curriculum negativo hacia
la patria.
Este es el mismo individuo
devenido héroe de huelgas insólitas hasta más allá de ¡200! días que,
sospechosamente fueron reconocidas y divulgadas por las instituciones
represivas del sistema permitiéndose su publicación en dos páginas del diario
Jacobino ¨Granma¨ por primera vez en la historia de la oposición.
Alguien que se las ingenió para
confundir y engañar la buena fe de amigos de la libertad de Cuba, hasta obtener
un inmerecido honor al que sólo debe acceder quien, como los eximios Oswaldo
Payá y Laura Pollán, viven una existencia de auténticos paradigmas en la
defensa de los derechos de nuestro pueblo.
Deseo dejar claro que cuanto
escribo lo asumo con la convicción del que está completamente seguro de no
discurrir juzgando frías especulaciones, basadas en preferencias políticas.
Desprecio su ¨Yo acuso¨ demagogo,
pero es aún más afrentoso intentar manchar una vida limpia al servicio de la
nación como la de nuestro compatriota Librado Linares.
Y Librado no es el único caso,
esa práctica que tan pernicioso resultado aporta a la libertad de Cuba ya la
ejercitó en el pasado y en el presente la renueva con denodada fruición sobre
otros activistas destacados pertenecientes a la disidencia cubana.
Sus panfletos políticos y la
semántica chovinista donde trata de cubrir claras imposturas y elementos psicopáticos,
no engañan ya a nadie.
El amanecer glorioso para nuestra amada isla
no podrá seguir evitándolo esa forma de cobardes desempeños, destinados a
mantenernos desunidos, recelosos y paranoicos.
Tampoco me anima la trampa
política estimulada por el enemigo una y otra vez, de estigmatizarle con su
acusación favorita para quienes no nos ponemos en función de la mezquindad, la
egolatría y la oligofrenia que ostentosamente le aqueja.
A quienes no nos sometemos, los
que asumimos formas de lucha y pensamiento diferentes, somos calificados como
agentes de la policía política por ese pobre diablo, conociendo de antemano que
para muchos compatriotas valiosos es ya suficiente la invectiva para sacarlos
de contexto con el complacido beneplácito de quienes, paradójicamente ¨le
permiten¨ tabúes fuera del alcance de otro opositor.
¿Por qué? Cada quien llegue por su lado a la definición
de esa rareza de conflicto de procedimiento, que excede con mucho a la práctica
punible habitual.
Me ocupo de juzgar hechos
concretos y puedo racionalizar que esa modalidad degenerada le hace el juego
perfecto a quienes se aplican en abortar cuanto tienda a nuestra articulación,
de forma voluntaria o por seguir a una figura auténtica o inflada, motivada
únicamente en hacer valer sus criterios y eliminar el de otros líderes de
pensamiento susceptibles de consenso, más allá de sus egos.
Ese señor, conocido por todos
como Guillermo ¨El Coco¨ Fariñas, le hizo ya mucho daño a la causa, deviniendo
excelencia desde su condición marginal de origen, mérito que lo debe a su
histrionismo y poses grandilocuentes usadas y abusadas entre interlocutores a
propósito para empeños tan poco loables.
Muchos lo critican duramente y es
muy clara su pérdida de autoridad moral y el prestigio que debe contener un
liderazgo auténtico en esta hora definitiva para el futuro de la patria.
Pero la oposición es también y
sobre todo, una actitud ética que debe dirigirse a combatir formas de
pensamiento que consideremos corrosivas por sus efectos, así como otras
actitudes innobles, venga desde donde y de quienes vengan.
Nadie puede acudir a un surtidor
de mitos inagotables como para engañar todo el tiempo.
Por muchos vuelos literarios que
aporte un discurso retórico, sucumbirá siempre a la contundencia invencible de
la verdad más sencilla.
De ahí que el MCR se renueve y su
líder, calumniado impúdicamente una y otra vez por tal impostor, consolide el
prestigio de su limpia trayectoria como incansable defensor de los derechos de
nuestro pueblo.
La historia no perdonará a
quienes se dedican a prácticas de obscenidades políticas, a falta de vuelos
intelectivos más ortodoxos, en el momento donde precisamos como nunca de la
unidad, la tolerancia y coexistir mancomunadamente con aquellos que trabajan
para la transición pacífica en nuestra amada isla.
Es la hora de unirnos y de
erradicar el peor de nuestros errores, que es la falta de unidad y el
protagonismo infantil que carece de la majestad de toda virtud auténtica.
Los apóstatas, declarados o no, y
aquellos que hacen de sus vidas un rosario de invenciones para vituperar a
quienes consideren rivales, son excelentes Caballos de Troya para quienes nos
acosan y censuran.
Voluntariamente o no, son
abogados del Diablo y la patria excluye la pretendida ayuda de tales defensores
dudosos.
No nos resulta fácil asumir cómo
puede alguien así convertirse en miembro de la Comisión de Enlace del foro de
concertación de la oposición interna y nuestros hermanos del exilio, celebrado
semanas atrás en Puerto Rico.
En cambio, sí resulta alentador la
inclusión en ese grupo político coordinador de alguien como el Pastor Mario Félix
LLeonar Barroso, hombre de acendrados principios cristianos y enfocados en
aportar su capacidad de pacífica convocatoria a la paz, la libertad y
reconciliación de los cubanos.
Igual consideramos un peligroso
equívoco otorgar tal responsabilidad y honor a alguien como el señor Fariñas,
que no cesa de asumir su turbia actitud disociadora para dividirnos.
Estaremos alertas y no
vacilaremos en presentar ante nuestros compatriotas cualquier acción afrentosa
que nos divida y genere rencores y rémoras entre todos aquellos enfrascado en
trabajar para, aún con la diversidad de toda democracia, alcanzar la definitiva
libertad de Cuba.
En Santa Clara, Cuba, a los 3 días de noviembre 2015.
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